viernes, 14 de diciembre de 2007

Bosque tropical antropogénico

Darrell A. Posey.

Alternativas a la destrucción del bosque: Lecciones de los indígenas Mêbêngôkre.

Recientes investigaciones han mostrado que los pueblos indígenas administran los recursos forestales en una forma compleja y sostenible, basada en un amplio conocimiento de su flora y fauna locales. Las prácticas modernas para el uso de tierras en la Amazonía son de una manera indudable insostenibles, y al destruir a las sociedades indígenas, estas prácticas están destruyendo una fuente de información vital de la manera cómo los seres humanos pueden vivir en el bosque y enriquecerlo, en lugar de acabar con él. En un ensayo publicado en 1989, Darrell Posey afirma que el conocimiento indígena del entorno ambiental y el modo de manejarlo exitosamente, merece considerarse como una importante contribución intelectual para la humanidad. Esta investigación, junto a otras realizadas por científicos etnólogos, está comenzando a cambiar el modo como los occidentales perciben a los pueblos tribales que aún subsisten en América Latina y en otros sitios de nuestro planeta.


Los indígenas en Brasil han sido considerados a lo largo de la historia, en el mejor de los casos, como seres humanos “relativamente incapaces” que deben ser protegidos como menores de edad por el gobierno federal. La Fundación Indígena Brasilera (Fundaçao Nacional do Indio – FUNAI) cumple la función del órgano oficial responsable de los asuntos indígenas. Bajo las anteriores constituciones nacionales, FUNAI era considerada como la única institución legal que podía representar o defender a los pueblos originarios. La delimitación de territorios, las ventas de derechos de minería y de extracción maderera, los procedimientos judiciales, incluso los contratos laborales y las ventas de productos agrícolas sólo podían efectuarse legalmente por los funcionarios de FUNAI.

Las denuncias de corrupción en FUNAI han aumentado hasta el momento en un nivel similar a las acusaciones contra su predecesora, Sociedade para Proteçao do Indio (SPI), que fuera disuelta en el año 1967 debido a sus escandalosas actividades. Un ex presidente de FUNAI, Romero Jucá Filho, ha sido acusado de vínculos en la venta ilegal de derechos de extracción de oro y de madera en tierras indígenas. Sin embargo, esto no le impidió ser nombrado gobernador suplente del territorio federal de Roraima, donde están ubicadas algunas de las reservas minerales y naturales más ricas de Brasil – la mayor parte de ellas dentro de territorios indígenas.1


Tal como apunta Carnerio da Cunha, “En la actualidad, la cuestión indígena se halla focalizada en torno a las disputas sobre recursos minerales y naturales en los subsuelos y suelos indígenas”. Los pueblos indígenas se encuentran en notoria desventaja en la batalla contra las poderosas fuerzas del capitalismo internacional, en virtud de su reducido número (aproximadamente un 1% de la población total del Brasil) que se hallan detrás de aquellos que pretenden explotar estos recursos.

Conservando estereotipos
Una importante parte de la estrategia general de los explotadores de las tierras indígenas depende del mantenimiento de estereotipos tradicionales que conciben a los indígenas como seres “primitivos”. En un país donde el paternalismo es parte de la superestructura nacional tanto como lo es el carnaval, ha sido, en todo caso, muy sencillo enmascarar los intentos de neutralizar los movimientos nativos de independencia con la retórica de “ayudar” a los indígenas para tomar decisiones en torno a aquello “que es lo mejor para ellos”. Sólo ocasionalmente los dirigentes indígenas han sido escuchados, porque, se dice, ellos posiblemente no conocerían lo suficiente acerca de la sociedad del hombre blanco como para juzgar de manera correcta.

Es igualmente importante para quienes desean explotar las tierras indígenas en la Amazonía, la cual es el refugio de más de la mitad de los aborígenes sobrevivientes del Brasil – decir que tales tierras se encuentran en un estado improductivo y/o desocupadas. El conjunto de la cuenca amazónica se considera vacía – una enorme frontera donde sólo unos cuantos indígenas “primitivos” y caboclos (campesinos) desprovistos de cultura pugnan por sobrevivir. Tal como señala Carneiro da Cunha: “Las tierras indígenas son … tratadas como ‘tierras de nadie’: consideradas siempre como la primera opción para proyectos de minería, hidroeléctricos, de reforma agraria y, en general, de proyectos de desarrollo.” Ha sido relativamente fácil sostener esta estrategia a lo largo de años, a causa de la falta de habilidad de los pueblos originarios y de los caboclos para organizarse en el ámbito de una sociedad dominante en la cual los derechos de las minorías jamás han sido considerados como un asunto de importancia.

La tragedia humana
La destrucción de la Amazonía constituye una tragedia tanto ecológica como humana. Con pocas excepciones, los caboclos son ignorados en los estudios sobre la Amazonía, como si en todo caso se hallasen desprovistos de toda cultura. Expulsados de sus tierras como intrusos (posseiros), ellos se ven forzados a vivir amontonados en caóticos guetos (favelas), en la pobreza y en la dependencia, lugares donde pagan el precio del “desarrollo”.

Los indígenas son un claro reflejo de los trágicos costos humanos del desarrollo amazónico.2 Las poblaciones indígenas brasileras han disminuido desde un número aproximado de ocho millones de individuos, al momento del primer contacto con los europeos, hasta menos de doscientos mil actualmente.. Solamente en el curso de este siglo (el autor se refiere al siglo XX, n.d.t.) ochenta y siete grupos étnicos de indígenas han desaparecido en Brasil.3 Con el exterminio de cada grupo indígena, el mundo pierde miles de años de conocimiento acumulado de adaptación a los ecosistemas tropicales. Una información de tal preciosidad es pasada por alto sin la más mínima consideración: el rápido ritmo del desarrollo económico no puede detenerse aun durante el tiempo suficiente para tomar nota de aquello que se dispone a destruir.

Las culturas indígenas ofrecen una fuente rica y desaprovechada de información sobre los recursos naturales de la cuenca amazónica.4 El reconocimiento del valor del conocimiento indígena por parte de nuestra civilización permitiría que se contemplase a los indígenas como importantes contribuyentes intelectuales para la humanidad, en lugar de meras notas al pie de página de los libros de historia. Este reconocimiento podría brindar un “puente ideológico” a través del cual los indígenas pueden prosperar con la dignidad que requieren y el respeto que se merecen.

Los Mêbêngôkre y el proyecto Kayapó
Los indígenas Kayapó habitaron en una época un territorio del tamaño de Francia, situado en la Amazonía oriental entre los ríos Araguaia y Tocantins. Hoy viven en una reserva propuesta de unos dos millones y medio de hectáreas que incluye una variedad de ecosistemas tropicales, que van desde densos bosques hasta vastos pastizales. Todos los grupos dentro de la nación Kayapó se denominan a sí mismos los Mêbêngôkre (“gente de la fuente del agua”) y hablan un idioma de la familia Je de lenguajes.

El conocimiento de los indígenas Mêbêngôkre es un sistema integrado de prácticas y de creencias. Además del conocimiento especializado conservado por unos pocos, en una población Mêbêngôkre por lo general ha de encontrarse mucha información compartida. Hay especialistas en suelos, plantas, animales, cultivos agrícolas, medicinas y en rituales. Todos y cada uno de los Mêbêngôkre creen que él o ella tienen la habilidad para sobrevivir solos en el bosque durante un tiempo indefinido. Una creencia como ésta engendra un sentido vigoroso de seguridad personal y se inserta en un entramado con la vida cotidiana.

Islas del bosque
La creación de “islas” de bosque (apete) en las sabanas tropicales, demuestra hasta qué grado los Mêbêngôkre pueden alterar y manejar los ecosistemas para incrementar la diversidad biológica. Una ingeniería ecológica tal requiere un conocimiento detallado de la fertilidad del suelo, de las variaciones microclimáticas (negreado nuestro, n.d.t.) y de los nichos de las especies, así como también de las interrelaciones existentes entre especies que son introducidas en estas comunidades hechas por humanos. La exitosa apete es resultado no sólo del conocimiento de las propiedades biológicas presentes y de los suelos, sino también de las relaciones que se desarrollan en el largo plazo, a medida que estas “islas” boscosas se consolidan y crecen en densidad y en altura. Debido al hecho de que numerosas plantas son cultivadas para atraer animales para la caza, puede considerarse a las apete tanto como parcelas de agroforestería como de reserva de cacería.5

Los Mêbêngôkre hablan con frecuencia de plantas ômbiqwa-ô-toro, o de aquellas plantas que son “buenas amigas” o “buenas vecinas” una con respecto a la otra. Los indígenas son conscientes de que, al ser plantadas en forma conjunta, las combinaciones de algunas especies se desarrollan con mayor vigor. Grupos sinérgicos como éstos comprenden, a menudo, docenas de especies vegetales, requieren complejos patrones de cultivo, y se caracterizan en términos de “energía vegetal”. De esta manera, un jardín Mêbêngôkre se crea por medio de cuidadosas combinaciones de diferentes “energías vegetales”, del mismo modo como un artista mezcla colores para producir una obra de arte. Las prácticas de siembra fundadas en energías vegetales pueden compararse con los principios ecológicos que nos permiten a nosotros comprender, desde el punto de vista de la ciencia occidental, la lógica subyacente al manejo Mêbêngôkre de los recursos naturales.

Las técnicas de los Mêbêngôkre para el manejo en el largo plazo de las sabanas forestales, tanto con respecto a los recursos florísticos como también de la fauna, representan una alternativa a los destructivos modelos de desarrollo ofrecidos por la extracción maderera, la agroforestería, la agricultura y la ganadería. Si se adoptasen los principios indígenas de manejo integrado del bosque, las especies nativas de plantas y de animales pueden ser utilizadas, siendo al mismo tiempo conservadas.6 La comprensión Mêbêngôkre del desarrollo del bosque también contiene lecciones útiles para quienes estudian la restauración de ecosistemas forestales degradados.

Etnopedología: Comprensión indígena de los suelos
Los Mêbêngôkre poseen una sofisticada comprensión de los suelos, los cuales son clasificados de acuerdo con diferenciaciones horizontales y verticales, basadas en la textura, el color, las cualidades de drenaje, el grado de triturabilidad y la estratificación. Con frecuencia, las cualidades del suelo son relacionadas con especies vegetales indicadoras que le permiten a los indígenas predecir cuál es la flora y la fauna asociadas con tipos específicos de suelos, cada uno de los cuales es manejado de manera diferente según sus características particulares.

Valiéndose de distintos tipos de coberturas del terreno como ser vegetación, troncas, hojas, paja y corteza de árboles, los indígenas modifican los suelos locales para influir en el grado de humedad, de sombra y de temperatura del suelo. En algunas oportunidades, con el fin de producir bolsones altamente concentrados de suelos ricos, los huecos en la tierra son rellenados con materia orgánica, desechos y cenizas. Hojas secas de bananos, ramas, tallos, paja del arroz y otras clases de materia orgánica son apiladas (y a veces quemadas) en partes seleccionadas de los campos para crear variaciones locales adicionales en los suelos.

Los Mêbêngôkre tienen docenas de tipos de cenizas de plantas, de cada una de las cuales se dice que poseen ciertas cualidades con afinidades para tipos específicos de cultivos. La ceniza vegetal es un componente importante en todos los aspectos de la agricultura indígena.

La muy conocida terra preta dos indios, los suelos formados a través de la ocupación indígena, son extremadamente ricos y se encuentran distribuidos en la totalidad de la Amazonía, aunque poco se sabe de su formación, en razón de que se ha considerado que son resultados de prácticas históricas que no se siguen más. Sin embargo, hay numerosos grupos indígenas que, al igual que los Mêbêngôkre, continúan manejando los suelos para mejorar la fertilidad y la productividad.7 (Esto fue verificado en el caso de Bolivia por técnicos de la Misión Británica n.d.t.)

El estudio de los usos indígenas de la cobertura del terreno, la hojarasca, la materia orgánica y la ceniza, podría conducir al desarrollo de modernos sistemas agrícolas en la Amazonía que tengan éxito en mejorar los suelos en vez de degradarlos.8

Etnozoología
Los indígenas son astutos observadores de muchos aspectos del comportamiento animal: apareamiento, nidificación, alimentación, caza, relaciones predador-presa, hábitos diurnos y nocturnos, etc. Ellos enseñan estas lecciones a sus niños, en parte por medio de la cría de mascotas en las poblaciones, y también estimulando a los menores a aprender los patrones de comportamiento y de hábitos de alimentación de las distintas especies animales, a las que se considera que tienen sus propias “personalidades”. Al igual que otras tribus, los Mêbêngôkre estudian concienzudamente la anatomía animal, dándole especial atención a los contenidos estomacales de los animales que cazan.

Un conocimiento preciso del comportamiento de los insectos se emplea por parte de los Mêbêngôkre en el control de las plagas de la agricultura. Por ejemplo, son colocados en forma deliberada por los indígenas nidos de las hormigas del género Azteca en los jardines y en árboles frutales que se hallan infestados con las hormigas podadoras (Atta sp.). Según los Mêbêngôkre, las hormigas Azteca tienen un olor que repele a las hormigas podadoras. De la misma manera, los indígenas cultivan varias plantas provistas de glándulas extraflorales productoras de néctar, a menudo sobre las hojas o tallos, las que atraen hormigas predadoras que sirven como “guardaespaldas” para la planta. Nidos de varias especies de avispas predadoras, preferentemente bajos las hojas de árboles de banano, los cuales los indígenas plantan para formar un muro viviente alrededor de sus campos. De este modo, el conocimiento del comportamiento de los insectos es un aspecto importante en la manipulación del control biológico natural de las plagas de la agricultura.9

Etnomedicina y etnofarmacología
Una de las áreas más productivas de la investigación etnobiológica es la etnofarmacología. Las plantas usadas en forma medicinal por los pueblos originarios son la fuente de mayor importancia de drogas útiles para la industria farmacéutica. El estudio intensivo de las preparaciones vegetales y animales indígenas, y de su administración, puede enriquecer el conocimiento médico convencional. Los datos sobre las partes de las plantas utilizadas en medicinas, las preferencias ecológicas de estas plantas, el ciclo estacional de su floración y frutación, y los suelos en que ellas crecen son importantes, a partir del hecho que, en términos farmacológicos, estos factores influyen en la cantidad de ingredientes activos de las plantas cosechadas.10

No sólo pueden los estudios etnofarmacológicos contribuir al descubrimiento de drogas desconocidas, sino que ellos revelan también nuevas fuentes de fármacos conocidos. Esto es de especial importancia para países como Brasil donde las medicinas importadas tienen un costo exorbitante.

Para ser realmente efectiva, la etnofarmacología podría acoplarse con la etnomedicina. Por ejemplo, Elisabetsky y Posey han sugerido el modo cómo la investigación en dos categorías tradicionales de enfermedades Mêbêngôkre pueden aumentar el conocimiento de los síntomas que complican la diarrea y la disentería – los mayores asesinos de los trópicos húmedos.11 Los Mêbêngôkre tienen clasificados más de 150 tipos de diarrea/disentería, cada una de las cuales es tratada con medicinas específicas. Con frecuencia, los etnofarmacólogos y los médicos olvidan que las categorías de las enfermedades son, al igual que todos los fenómenos, socialmente clasificables, y no de una manera universal: las categorías de la tradición, tal como en el caso de los Mêbêngôkre, a menudo son más elaboradas y detalladas que sus contrapartes occidentales.

Etnoagricultura y agroforestería
El estudio de la agricultura indígena ha dado como resultado valiosa información sobre control de plagas sin fumigaciones costosas de químicos y sin aditivos. El uso de predadores, de insecticidas y de fertilizantes naturales, hace de la agricultura indígena un método barato como también eficiente en términos energéticos. El policultivo de especies parece ser otro factor clave en el control natural de plagas, al igual que el uso extensivo de “cultivos trampa” dentro y en los alrededores de las parcelas. Los “corredores naturales” mantenidos entre los campos de cultivo Mêbêngôkre, sirven como reservas biológicas que conservan la diversidad de especies, mientras facilitan el reestablecimiento de plantas y de animales durante la regeneración del bosque.

Al aplicar el término restrictivo “agricultura” al manejo Mêbêngôkre de plantas domesticadas y semidomesticadas, se debe considerar que la agricultura indígena se inicia con una creación del bosque en la que se introducen especies útiles y finaliza con un bosque maduro de recursos concentrados, incluso con animales de cacería. El ciclo se repite cuando los antiguos campos de bosque se vuelven muy altos y densos para una producción eficiente, y son nuevamente talados.

Los Mêbêngôkre también practican estrategias de manejo a largo plazo, para maximizar la producción de leña, empleando una cantidad de técnicas, incluyendo esquemas de corte estacionales, de poda, preferencias de extracción vertical, elecciones del tamaño de ramas y de troncos, decisiones en términos de maduración y de capacidades de secado.

Existe la urgente necesidad en la Amazonía para la implementación del manejo agrícola y forestal integrado, el cual incluiría tanto plantas como animales y no sería destructivo para el entorno local. Los sistemas indígenas como los de los Mêbêngôkre, han funcionado exitosamente durante milenios y brindan muchas ideas para la implementación exitosa de prácticas agrícolas y forestales diversificadas y sostenibles.

Mitos y conceptos ecológicos
El conocimiento de las complejas interrelaciones ecológicas se expresa algunas veces en las formas simbólicas y altamente codificadas de mitos y de rituales. Estas sólo puede comprendérselas cuando uno vive y participa en una sociedad indígena durante un cierto lapso de tiempo.

Los Mêbêngôkre reconocen dos entidades mitológicas que ilustran cómo las creencias pueden funcionar como conceptos ecológicos. Una de ellas es Bepkororoti, la cual es el espíritu de un antiguo chamán injustamente asesinado por miembros de la tribu mientras procuraba su parte hereditaria de carne de tapir luego de una cacería. Su espíritu se manifiesta ahora en la forma de lluvia, relámpagos y peligrosas tormentas, las que pueden matar a la gente o destruir los cultivos. El llega a enojarse cuando la gente no comparte lo obtenido en la caza, y el temor a su venganza obliga a los Mêbêngôkre a ser generosos. Para aplacar a Bepkororoti, los indígenas satisfacen su gusto por la miel dejando tras de sí en las colmenas de las que han quitado la miel, una porción de miel, polen y abejas recién salidas del huevo. Como resultado de ello, algunas especies de abejas sin aguijón retornan a las colmenas perturbadas y establecen las colonias otra vez. La creencia en Bepkororoti sirve así para preservar las colonias de abejas y para asegurar la producción ininterrumpida de miel.

El mry-kàák es una entidad que toma la forma de un animal del tipo de una anguila eléctrica, de veinte o más metros de largo, que habita en lagos de aguas profundas. Es la más temida de todas las criaturas, porque puede matar con su poderoso shock eléctrico desde una distancia de quinientos o más metros. Se cree que subsiste en las colonias de carpas y, toda vez que los Mêbêngôkre divisan cardúmenes de peces o de carpas recién nacidos, ellos se mantienen alejados del área por temor al mry-kàák. Esta práctica sirve para proteger a las carpas, que constituyen el elemento básico de la cadena alimentaria acuática del río.

Un puente ideológico entre los pueblos
Las adaptaciones ecológicas y los métodos agrícolas de los Mêbêngôkre ofrecen nuevos modelos para el manejo de los recursos de la Amazonía, sin incurrir en la total destrucción que caracteriza a las actuales políticas de desarrollo. Si la experiencia indígena fuera tomada en serio e incorporada en los programas de investigación y de desarrollo, entonces los indígenas serían reconocidos por aquello que en verdad son: gente diligente, inteligente, y práctica, que, a lo largo de miles de años, se ha adaptado en forma exitosa a su entorno amazónico. Es imperioso que los indígenas y sus respectivos sistemas de manejo ecológico sean protegidos de forma tal que puedan desarrollarse de manera acorde con sus propias reglas sociales y culturales, las que nosotros, en nuestra ignorancia, apenas estamos comenzando a valorar y a entender.

Notas

1. Survival International News 22, 1988, 6.
2. Davis, S., Victims of the Miracle: Development and the Indians of Brazil, Cambridge University Press, 1977.
3. Ribeiro, D., Os indios e a civilazaçao, Ed. Civilizaçao Brasileira, 1970.
4. Posey, D. A., “Indigenous Knowledge and Development: An Ideological Bridge to the Future;” Ciência e Cultura 35, 7, 1983, 877-94.
5. Anderson, A. And Posey, D., “Reflorestamiento indígena,” Ciência Hoje, 6, 31, 1987, 44-51.
6. Posey, D. A., “Indigenous Management of Tropical Forest Ecosystems: The Case of the Kayapó Indians of the Brazilian Amazon,” Agroforestry Systems 3, 1985, 139-58.
7. Hecht, S. B. And Posey, D. A., “Management and Classification of Soils by the Kayapó Indians of Gorotire,” in Posey, D. and Balée, W., eds., Resource Management by Caboclos and Indians in Amazonia, New York Botanical Gardens, New York, 1987.
8. Kerr, W. E. and Posey, D. A., “Nova informaçao sobre a agricultura dos Kayapó,” Interciência 9, 6, 1984, 392-400.
9. Overall, W. L. and Posey, D. A., “Uso de formigas Azteca para controle biológico de pragas agricolas entre os indios Kayapó,” Rev. Brazil. Zool., 1987.
10. Elisabetsky, E. and Posey, D. A., “Pesquisa etnofarmacológica e recursos naturais no trópico úmido: o caso dos indios Kayapó e suas implicaçoes para a ciencia médica,” Primeiro Simpósio sobre os Trópicos Umidos, Belém, Embrapa, 1987.
11. Elisabetsky, E. and Posey, D. A., “Etnofarmacologia dos indios Kayapó do Corotire,” Rev. Brazil. Zool., 1987.

Este artículo fue tomado de la revista The Ecologist (noviembre – diciembre 1989): 241 – 244. Reimpreso con autorización del autor y de The Ecologist, Agriculture House, Bath Road, Sturminster Newton, Dorset, DT10 1DU, England.

Esta publicación fue traducida de una antología publicada con el título Tropical Rainforests. Latin American Nature and Society in Transition. pp. 132 – 139. La editora es Susan E. Place. Fue publicado en 1993 en la serie “Jaguar Books on Latin America, Number 2” por la editorial Scholarly Resources Inc., 104 Greenhill Avenue, Wilmington, Delaware 19805-1897 EE.UU.
Traducción: Claudio Tygier